Historia del Santuario

UN MOMENTO CRUCIAL, UNA PROMESA:


La construcción del Santuario de Nuestra Señora de la Medalla Milagrosa, nació como una promesa hecha por el P. Martiniano Trujillo, Visitador Provincial de los Padres Misioneros Vicentinos en Colombia. La promesa nace con ocasión de la revuelta bogotana del 9 de abril de 1948, cuando los miembros de la Casa Provincial (Padres, Hermanos, Estudiantes y Novicios), unos 60 en total, fueron llevados presos al cuartel de la policía de la carrera 24. La policía rebelde pretendía de esa manera defenderse del bombardeo que proyectaba la Fuerza Aérea sobre este cuartel. Después de ocurridos estos sucesos y de haber salido ilesos los rehenes, surge la idea de construir un Santuario a la Virgen guardiana y protectora de sus hijos.

Un año más tarde, en 1949, siendo Rector de la Apostólica el P. Alfonso Gutiérrez lanzó la idea de llevar a cabalidad la promesa hecha el año anterior en estas tierras y así comenzaron las primeras gestiones. Para recaudar fondos y poder dar inicio a la obra, los misioneros y apostólicos se las ingenian e inventan unas urnas marianas que van de casa en casa por las veredas de Santa Rosa, allí los campesinos después de un sencillo acto mariano depositan sus ofrendas. Otros misioneros vicentinos que se encuentran en otros lugares del país promocionan también esta campaña en pro de la promesa hecha a la Madre María.


Con algunos recursos que marcaban el buen camino de la obra se obtienen los respectivos permisos para la puesta en marcha de la construcción y así, en septiembre de 1949, el P. Martiniano Trujillo otorga su permiso; cinco años después el P. William Slattery, Superior General de la Congregación de la Misión da su visto bueno al proyecto. El 11 de septiembre Monseñor Luis Concha, Arzobispo de Manizales, bendice y aprueba esta buena intención y el 15 de agosto de 1954 Monseñor Alberto Uribe, obispo auxiliar de Manizales, bendijo la primera piedra de este magno proyecto mariano.


Solo el 24 de agosto de 1959 el P. Luis Antonio Mojica, con los cálculos del ingeniero italiano Doménico Parma y la dirección técnica del ingeniero Jaime Villegas y arquitectos de la firma Cuellar-Villegas-Vélez, iniciaron los trabajos de construcción. Durante seis años seguidos se trabajó en la enorme mole de hierro y cemento que conforman su imponente estructura.
Apenas levantados los primeros arcos del edificio se celebró la primera misa solemne, el 27 de noviembre de 1961. En 1962 se establece el culto de forma casi normal y en 1964 el P. Samuel Silverio Buitrago, Rector en ese momento, instaló la estructura metálica de 4 toneladas con el vitral del frontis.


En 1965 se suspenden las obras por falta de dinero, entonces se levanta en la parte sur un inmenso tapón provisional de tabla y guadua, que nueve años más tarde a causa de un gran huracán se derrumba. Gracias a la intervención del Monseñor Samuel Silverio Buitrago, Obispo de Montería, y de sus hermanos arquitectos Néstor y David se cambian los planos y procede a una remodelación, que redujo la altura de la terminación en cinco metros, y se construye la bóveda, bajo la cual está la imagen de la Virgen.
El 15 de marzo de 1978, día de Santa Luisa de Marillac, cofundadora de las Hermanas Vicentinas, se restablece oficialmente el culto, que continúa hasta la actualidad, con la celebración de la Eucaristía, la adoración del Santísimo, el rezo diario del Rosario, la atención a los peregrinos y la veneración a la Virgen Milagrosa.


Con donaciones, rifas, empanadas, bazares, bingos, festivales gastronómicos, bonos de solidaridad, banquetes y auxilios gubernamentales se ha construido y se sigue manteniendo la obra de este Santuario Mariano.




Fuentes:
CASTILLO, Fenelón. La Casa de la Colina, Editorial Kimpres Ltda, 1994.
RESTREPO, Bernal Rodrigo. Santuario Medalla Milagrosa. Bodas de Oro 1959-2009, Fondo Editorial de Risaralda, 2009.

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